E non quero, non quero,
esa noite, negra noite,
non a quero.
Noite pechada,
pasas de vagar,
deixa que veña
o claro luar.
Que chegue ven pronto,
que veña cediño,
que chora o meu neno,
que che ten mediño.
Non deixes, noite negra,
non deixes que chore
que os ollos dos nenos
só queren as flores.
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miércoles, 28 de julio de 2010
SÉ QUE ME OÍSTE
Ella fue la última en partir. Primero fue Manuel, después Ramón, después Josefa. No me despedí de ninguno de ellos como yo hubiera querido, pero supongo que eso nos pasa siempre…Cuando desaparecen nuestros seres queridos siempre pensamos que algo se nos quedó en el tintero, algo que decirles, algo que hacer por ellos o con ellos.
Cuándo Veneranda se fue me salieron estos versos que hasta ahora no pude concluir, siempre faltaba algo, incluso ahora siento que falta algo; pero también pienso que digo en ellos lo que siento y que puedo, y así lo hago, dedicarlos a todos ellos: A papá Manuel, a tío Ramón, a mamá Josefa, y en especial a ella, a mamá Veneranda.
Ya se ha ido, me dijeron,
eso fue de madrugada
y las estrellas quisieron
velar tu sueño hasta el alba.
Desde mis labios partieron
solamente dos palabras,
dos palabras que surgieron
de muy adentro, del alma.
Como rugido del trueno
en tormenta desatada
quebró un te quiero el silencio
de la mañana callada.
Sé que me oíste, mamá,
desde tu nueva morada
pues muchas veces rompieron
el silencio esas palabras.
Palabras que desde el pecho
en ir al cielo se afanan
y rasgan el aire frío
buscando en él tu mirada.
Sé que me oíste, mamá,
desde tu nueva morada.
sábado, 17 de julio de 2010
QUÈ VOLEN?
Què vol aquesta gent?
Què volen?
Volen tallar-me la llengua,
volen robar-me la veu,
volen que calli la boca...
Què volen?
Però jo sóc aquí,
al costat d’aquest poble,
i parlaré sempre ben clar,
parlaré en aquest idioma.
No em tallaran la llengua,
no em taparan la boca,
no m’han de robar la veu...
Doncs, què volen?
Que ens deixin viure, senyors,
a la terra que és ben nostre,
que ens deixin viure, senyors,
que ens deixin!
Fora els botxins, fora!
Què volen?
Volen tallar-me la llengua,
volen robar-me la veu,
volen que calli la boca...
Què volen?
Però jo sóc aquí,
al costat d’aquest poble,
i parlaré sempre ben clar,
parlaré en aquest idioma.
No em tallaran la llengua,
no em taparan la boca,
no m’han de robar la veu...
Doncs, què volen?
Que ens deixin viure, senyors,
a la terra que és ben nostre,
que ens deixin viure, senyors,
que ens deixin!
Fora els botxins, fora!
jueves, 15 de julio de 2010
OTRO CUENTO DEL ABUELO
Otro cuento me contó
el abuelo, con serpiente,
permitidme pues que os cuente
como esa historia ocurrió:
Y es que un buen día encontró
otro vecino en su huerta
una gran culebra muerta,
y a su lado serpeaba
-parecía que lloraba-
una cría nada experta.
Creyó el hombre que debía
a la criatura ayudar
y después de cavilar
en cómo hacerlo podría
pensó que día tras día,
hasta que fuerte estuviera
y por si mismo pudiera
buscarse el bicho el sustento,
él le daría alimento
para que así no muriera.
Algo de leche dejó
en un platito en la huerta
y tras cerrar bien la puerta
el paisano se alejó.
Al otro día acudió
muy sigiloso al lugar
y así pudo comprobar,
como en el fondo esperaba,
que en el plato no quedaba
alimento que tomar.
Comenzó de esta manera,
aseguro que es verdad,
una grandiosa amistad,
una amistad muy sincera.
Y, aunque extraño pareciera,
verse los dos anhelaban
y cada mañana esperaban
que llegara ese momento
y así de puro contento
un día y otro pasaban.
Mucho el animal creció,
muchos metros alcanzaba
y siempre alegre esperaba
al hombre que le crió.
Mas un día no llegó
el buen amigo a su cita
y quedó la culebrita
seriamente entristecida,
se quedó muy abatida
como flor que se marchita.
A la semana y un día,
poco a poco caminando,
se acercó el hombre silbando.
A recibirle salía,
embriagada de alegría,
rápidamente la bicha
llena de gozo y de dicha.
Fue muy alegre el encuentro
mas el ansiado momento
causa fue de gran desdicha.
Esto fue lo que pasó:
Muy contenta la serpiente
un abrazo muy potente
a su amigo le ofreció,
mas tan fuerte le apretó
que le dejó sin aliento.
Si has estado bien atento
piensa tú la moraleja
que para siempre nos deja
el abuelo en este cuento.
el abuelo, con serpiente,
permitidme pues que os cuente
como esa historia ocurrió:
Y es que un buen día encontró
otro vecino en su huerta
una gran culebra muerta,
y a su lado serpeaba
-parecía que lloraba-
una cría nada experta.
Creyó el hombre que debía
a la criatura ayudar
y después de cavilar
en cómo hacerlo podría
pensó que día tras día,
hasta que fuerte estuviera
y por si mismo pudiera
buscarse el bicho el sustento,
él le daría alimento
para que así no muriera.
Algo de leche dejó
en un platito en la huerta
y tras cerrar bien la puerta
el paisano se alejó.
Al otro día acudió
muy sigiloso al lugar
y así pudo comprobar,
como en el fondo esperaba,
que en el plato no quedaba
alimento que tomar.
Comenzó de esta manera,
aseguro que es verdad,
una grandiosa amistad,
una amistad muy sincera.
Y, aunque extraño pareciera,
verse los dos anhelaban
y cada mañana esperaban
que llegara ese momento
y así de puro contento
un día y otro pasaban.
Mucho el animal creció,
muchos metros alcanzaba
y siempre alegre esperaba
al hombre que le crió.
Mas un día no llegó
el buen amigo a su cita
y quedó la culebrita
seriamente entristecida,
se quedó muy abatida
como flor que se marchita.
A la semana y un día,
poco a poco caminando,
se acercó el hombre silbando.
A recibirle salía,
embriagada de alegría,
rápidamente la bicha
llena de gozo y de dicha.
Fue muy alegre el encuentro
mas el ansiado momento
causa fue de gran desdicha.
Esto fue lo que pasó:
Muy contenta la serpiente
un abrazo muy potente
a su amigo le ofreció,
mas tan fuerte le apretó
que le dejó sin aliento.
Si has estado bien atento
piensa tú la moraleja
que para siempre nos deja
el abuelo en este cuento.
martes, 13 de julio de 2010
CUENTO DEL ABUELO
Me contó el abuelo un día,
recalcando que fue cierto,
que un buen vecino en su huerto
una culebra tenía,
a la que el hombre quería
como a perrito casero
y cuidaba con esmero
desde el día en que nació
y así la sierpe medró
tan fuerte como el acero.
Ya crecida la serpiente
a su amigo no olvidaba
y confiada esperaba
el sustento pertinente
que de su mano paciente
cada mañana comía.
Mas sucedió que un mal día
el buen paisano enfermó
y a su cita no acudió
que estuvo en la enfermería.
Poco más de una semana
guardó reposo el enfermo
con su manta y con su termo
sin moverse de la cama.
Y ocurrió que una mañana,
de su dolencia curado,
con manjares preparado
visitaba al animal,
más fue el encuentro fatal
pues lo tragó de un bocado.
recalcando que fue cierto,
que un buen vecino en su huerto
una culebra tenía,
a la que el hombre quería
como a perrito casero
y cuidaba con esmero
desde el día en que nació
y así la sierpe medró
tan fuerte como el acero.
Ya crecida la serpiente
a su amigo no olvidaba
y confiada esperaba
el sustento pertinente
que de su mano paciente
cada mañana comía.
Mas sucedió que un mal día
el buen paisano enfermó
y a su cita no acudió
que estuvo en la enfermería.
Poco más de una semana
guardó reposo el enfermo
con su manta y con su termo
sin moverse de la cama.
Y ocurrió que una mañana,
de su dolencia curado,
con manjares preparado
visitaba al animal,
más fue el encuentro fatal
pues lo tragó de un bocado.
SANTOS Y DEMONIOS
Reflexión de un pesimista quejica y egoísta
De alegrías y quebrantos
bien repleta está la cesta
y es mi suerte bien funesta
pues entre colores tantos
solamente los espantos
en mi mano se prodigan.
No es consuelo que me digan
que otros hay peor tratados
pues a mí por todos lados
los agravios me fustigan.
Y los males que a otros duelen
a mí nada me lastiman,
¡que a otros sus males opriman!,
con sus dolores se amuelen
y que a sus dioses apelen
porque les cambie la suerte,
que yo apretando bien fuerte
en el pecho mi lamento
espero el triste momento
en que me alcance la muerte.
bien repleta está la cesta
y es mi suerte bien funesta
pues entre colores tantos
solamente los espantos
en mi mano se prodigan.
No es consuelo que me digan
que otros hay peor tratados
pues a mí por todos lados
los agravios me fustigan.
Y los males que a otros duelen
a mí nada me lastiman,
¡que a otros sus males opriman!,
con sus dolores se amuelen
y que a sus dioses apelen
porque les cambie la suerte,
que yo apretando bien fuerte
en el pecho mi lamento
espero el triste momento
en que me alcance la muerte.
NON QUIXECHES
lunes, 12 de julio de 2010
DÉJAME VERLA
viernes, 9 de julio de 2010
CUERPO Y ALMA, ALMA Y CUERPO
-I-
Desesperado vivo en este cuerpo
que, impío, tiene prisionera el alma
en esa húmeda, triste, oscura cárcel.
Entre las rejas de estos viejos huesos
rabiosamente la pretende el diablo.
De él se defiende bien rogando al cielo.
-II-
¿Quién sabe por qué se anhela el cielo
que por él maltratamos nuestro cuerpo?
¿Y por qué entre las llamas, hosco el diablo,
se afana tanto por tener el alma?
¿Y por qué castigamos nuestros huesos
haciendo de la vida dura cárcel?
-III-
Aún siendo la vida dura cárcel
y mucho deseado el dulce cielo,
yacerán en la fosa nuestros huesos
que fueron esqueleto de aquel cuerpo
despojado por siempre más del alma.
Mucho la anhela, en su caldera, el diablo.
-IV-
Es en verdad tan sabio y viejo el diablo
y es esta vida, oscura y fría cárcel.
¡Cargada de cadenas está el alma!
¿Será premio o será castigo el cielo?
¿Será algo más que sólo polvo el cuerpo?
¿Sólo polvo serán éstos mis huesos?
-V-
Pues yacen en la tumba duros huesos
y el veredicto está esperando el diablo.
De los gusanos fue alimento el cuerpo
y el ataúd postrera y tosca cárcel.
¡Qué lejos de este mundo se ve el cielo!
Y, ya libre, ¿podrá alcanzarlo el alma?
-VI-
De sus cadenas se libere el alma,
aparten de la carne viejos huesos
y abra su entrada, presto, el dulce cielo
que, agazapado en el infierno, el diablo
prepara bien la celda en esa cárcel
a la que tanto miedo tiene el cuerpo.
Pues juzgue el hombre al cuerpo porque al alma,
de humana cárcel presa y de mis huesos,
lo quiere el diablo, mas la juzga el cielo.
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